| La devaluación por sí sola no producirá a corto 
        plazo un impacto significativo en el nivel de exportaciones. Pero puede 
        haber excepciones, como algunos productos al Mercosur tipo lácteos", 
        dijo a Clarín el director del Instituto de Comercio Internacional 
        de la Fundación BankBoston, Félix Peña. Según el especialista, en el Mercosur sí puede haber beneficios: 
        una mejora en la competitividad de productos argentinos en Brasil, un 
        incremento general del intercambio, el anunciado restablecimiento del 
        mecanismo de créditos recíprocos o la clarificación 
        de las reglas sobre el sector automotor. Para Peña, es "fundamental" 
        ahora "enviar claras señales a los mercados y a los inversores 
        de que el país está dispuesto a efectuar, en todos los frentes 
        posibles, un intenso esfuerzo de exportación de bienes y de servicios. 
        La exportación debe transformarse en una verdadera obsesión 
        nacional y ello no sería compatible con medidas que la desestimulen". En el nuevo Gobierno "deberá concentrarse el máximo 
        de poder negociador para temas de comercio internacional en la Cancillería; 
        la capacidad de generar políticas públicas para el comercio 
        exterior en el Ministerio de Economía; y todo lo vinculado a la 
        promoción de inversiones y exportaciones". Peña sufrió 
        en carne propia esa dispersión de esfuerzos cuando fue funcionario 
        de la Cancillería en el área de comercio exterior, en los 
        90. Cree que la organización es una de las claves del éxito 
        en las relaciones comerciales internacionales. "El nuestro es un 
        pueblo futbolero, así que entiende de qué hablo: de manejarnos 
        organizados como hizo Marcelo Bielsa en las eliminatorias para el Mundial 
        y como viene haciendo desde hace años José Pekerman con 
        los juveniles". En su opinión, es "inimaginable" 
        un futuro viable para la economía argentina, "cualquiera sea 
        el plan económico que se siga ahora", sin un aumento significativo 
        en la exportación de bienes y servicios. "Junto al imperativo 
        nacional que ello debería implicar, debe haber una cuidadosa atención, 
        sin las fragmentaciones y discontinuidades" que ha habido, en las 
        complejas y dinámicas tratativas que enfrenta la Argentina en el 
        Mercosur, la Unión Europea, el ALCA, la OMC y otras. ¿Con algún tipo de discriminación o priorización? 
        No, señala. "Cuando dicen Mercosur o ALCA no entiendo la palabra 
        ''o''. Hay que aprovechar todo. Por ejemplo, atender también que 
        el 25% de nuestras exportaciones, nada menos, van a ese segmento que las 
        estadísticas aluden como ''el resto del mundo'', o el hecho de 
        que 20% de nuestros exportadores manufactureros son pymes. Debe haber 
        un esfuerzo para que cada una pueda duplicar o triplicar sus ventas". Peña, como otros especialistas, sostiene que no puede encararse 
        el comercio exterior sin mirar al largo plazo. Por eso considera elemental 
        la estabilidad de las reglas de juego. "Hace tres años -recuerda 
        de su paso por la función pública-, un vendedor de maquinaria 
        agrícola en Santa Fe me contaba su desánimo para invertir 
        ante la precariedad de los compromisos que habían asumido las autoridades. 
        ''No sé a qué atenerme'', decía. Y ésa es 
        la clave. Establecer reglas de juego estables para desarrollar las inversiones 
        y exportar; comprender el valor económico de la previsibilidad". Tras defender el Mercosur sobre todo por su valor político y estratégico, 
        no sólo comercial, consideró que la estrategia de desarrollo 
        debería enfocar ciertos patrones de especialización y las 
        negociaciones comerciales en marcha.  |